4.12.08

Outlander


Siempre resulta maravilloso admirar desde la humildad y el respeto la opera prima de un director joven y deseoso de crear. Este es el caso de la segunda obra para el cine de Howard McCain y la que supone su bautizo hollywoodiano.
Outlander relata la historia de un viajero del espacio llamado Kainan, cuya nave sufre un aterrizaje forzoso en la Noruega del año 709, en plena época de los vikingos. Pero no sólo él sobrevive al accidente, sino que también lo hace un voraz alienígena que viajaba con él como polizonte, conocido como Moorwen. Kainan no tardará en internarse en un asentamiento vikingo y trabar amistad con sus habitantes, con los que elaborará un plan para acabar con el monstruo.
Bien, esta película ofrece un desarrollo bastante irregular. Es el resultado inevitable del trabajo de un director inexperto que ha tenido agallas para experimentar con diversos géneros -aparentemente imposibles de conjugar- y de arrastrar a unos grandes actores fuera de los papeles en los que la industria los ha acomodado. El filme es un tributo absoluto a las viejas películas de serie B de los años 50, anteriores a las reformadoras del género, como Ultimátum a la Tierra. Jim Caviezel encarnará a un héroe solitario, parco en palabras, en ocasiones torpe y poco eficaz, y con cierto aire paternalista, pero de innegable valor. John Hurt dará vida a Rothgar, el rey del asentamiento (en un papel que a mi parecer le viene como anillo al dedo) y con el cual Kainan establecerá un afecto especial. Y por otro lado está Ron Perlman en un papel más bien poco agradecido -sobre todo desde su maravilloso Hellboy- como Gunnar, el rey de una aldea rival.
En este marco, como digo, la película desarrolla muchos de los clásicos giros del cine de monstruos y hombres del espacio de los años 50, pero curiosamente mezclados con otros del cine de acción de principios de los 90. ¿Qué es lo negativo de esta mezcla? Que McCain ha hecho un uso demasiado abusivo de los tópicos más trasnochados de este cine y ello llega a irritar en ocasiones, aunque sospecho que ha recurrido a ellos más bien por falta de experiencia y miedo al fracaso que por otra cosa. Pero de este hecho se extrae algo muy positivo, y son las innumerables escenas de gran valor que la película también muestra: una carrera sobre los escudos entre Kainan y el heredero Wulfric, que primero resulta algo ridícula, luego se va tornando hermosa para acabar siendo tierna a más no poder, y logra arrancar una sonrisa al espectador; la relación entre Kainan y Eric, un huérfano de la aldea, basada en miradas cargadas de expresividad; o el flirteo inocentón entre el hombre del espacio y Freya, la hija del rey, quizá la herencia más notable y clara de clásicos como Vinieron del espacio.
Asimismo, son clarísimas las reminiscencias de Beowulf, y su influencia se deja ver en diversos puntos clave de la trama, a saber: Kainan, como Beowulf, llega de un lugar inhóspito y desconocido hasta Noruega -Dinamarca en el caso de Beowulf- para ser inicialmente rechazado y posteriormente integrado como miembro de pleno derecho en la comunidad, y en su mano está dar respuesta a problemas que vienen afectando ya de antiguo a la misma. Su enemigo es un monstruo de origen dudoso y escasa humanidad, que atacará a placer el poblado capturando a los que en él viven, siendo Kainan/Beowulf el único capaz de hacer frente a la bestia. Y, como en el poema, el Moorwen resultará ser una madre cuyo hijo volverá sediento de venganza tras la muerte de esta, y el espectador descubrirá que estas criaturas aparentemente brutales albergan más sentimientos de los que parece a simple vista, y que quizá tengan motivos para actuar como lo hacen. Yo aún diría más; McCain se atreve a revisitar totalmente el mito y más allá de todo esto está el magnífico cameo de pretender que Grendel existió de verdad y su leyenda comenzó con el Moorwen y la llegada de Kainan a Noruega, que más tarde sería conocido como Beowulf, el único hombre que pudo enfrentarse a ella y salir victorioso.
Y ya que lo menciono, dediquémosle unas líneas a esta criatura a la que Ninth Ray Studios ha dado vida. He de confesar que siento debilidad por los monstruos del cine y siempre me da morbillo descubrir las nuevas ideas que van surgiendo en el género, aunque a veces sufra alguna decepción. No es el caso del Moorwen que nos ocupa, pues lo que Patrick Tatopoulos ha creado es un ser hermoso, hipnótico, una personificación de fuerza y personalidad que sólo se muestra abiertamente para embelesar al espectador con un espectáculo de luces y unos movimientos coreográficos que constituyen su lenguaje en pantalla. La bestia tiene mucho que decir, pues personifica los miedos del hombre del siglo VIII, así como los errores y el precio de la avaricia y la sed de conquista de un pueblo beligerante y destructivo, al que Kainan representa. Es un monstruo que se opone a los peores valores humanos, y que a su vez ensalza los buenos, pues a través de la guerra que se libra contra él los protagonistas forjarán alianzas, olvidarán rencillas de sangre y harán enormes sacrificios. Sin duda uno de los puntos fuertes de la película, si bien tengo que avisar de que tal vez los no muy amantes de la ciencia ficción sólo vean en este Moorwen un toro gigante y goriláceo, muy alejado de lo que estoy contando.
Lo peor que se le achaca a Outlander es su narración algo pesada y vacía en ocasiones, pues toda película que no denuncia nada, se queja de nada o reivindica nada está inevitablemente vacía, pero más aún si se trata de ciencia ficción, un género muy conocido por su afán de crítica. Y, en Outlander, dicha crítica (que la hay) llega bastante tarde, cuando al espectador realmente le da un poco igual.
Pero bueno, para resumir y clarificar todo esto diré que se trata de un experimento y un ejercicio imaginativo muy interesante, pero que se podría haber hecho muchísimo mejor, no lo niego. La película ofrece cosas realmente bellas -como los últimos cinco minutos de metraje- aunque aburre a ratos, pero el estupendo plantel de actores la salva de la quema. Como he leído por ahí, un filme que aúna elementos de Predator, Braveheart y hasta El Señor de los Anillos, con bastante gracia. Y estoy de acuerdo. Posiblemente no satisfará a quien busque acción o un denso guión, pero considero que ningún incondicional del género debería perdersela.

imagen: blogdecine

2 comentarios:

Mochuelo dijo...

También hay que destacar de esta película lo bello de sus escenarios naturales. La película ha sido rodada en Nueva Escocia (Canadá), y la verdad es que esta tierra conserva aún un aire salvaje que hace que sea creible en su papel de la Noruega medieval.

Backward Compatibility Dave dijo...

Hola Mochuelo. Tienes mucha razón, la fotografía del film está muy trabajada y es realmente espectacular, lo que no deja de ser otro punto a su favor.
Gracias por el aporte y por tu visita.
Un abrazo.

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